sábado, 27 de febrero de 2010

Blanca Gutiérrez Galindo

Visiones de azotea

Durante las últimas décadas la ciudad ha sido objeto de renovado interés por parte de artistas de las más diversas disciplinas, desde la pintura y la fotografía hasta el perfomance y el multimedia. Los desajustes sociales y los problemas urbanos, pero también la creciente separación entre ciudadanía y espacio público se han constituido en asunto de la imaginación artística.

A diferencia de proyectos que, desde los años 60 han intentado sacar el arte a los espacios público, el de Víctor Mora lleva la ciudad a la galería. A través de un obra híbrida en la que se conjugan la gráfica, la fotografía, la escultura y el perfomance, el artista construye Visiones de azotea, una ambientación en la que consigue construir un micromundo en el que las proporciones y relaciones entre hombre y ciudad se ven trastocadas tanto por las dimensiones de los objetos, como por las acciones que reclaman.

Si en el mundo de lo concreto los seres humanos nos vemos empequeñecidos por la arquitectura, y agredidos por el los efectos nocivos del tránsito automovilístico, la sobrepoblación y los excesos publicitarios, en el proyecto de Víctor ocurre lo contrario. Las imágenes de la ciudad estampadas en grabados, fotografías y figuras humanas tridimensionales, así como los acrílicos, en un principio vacíos, son colocados en una relación inversa a la del mundo de lo real exigiendo, en consecuencia, una intervención directa.

Víctor dejó un hueco precisamente en los rostros de las figuras humanas realizadas en MDF de manera que los asistentes a la exposición se convirtieran en parte de la obra. Al colocar su propio rostro en el de esas figuras humanas y hacer el registro fotográfico para después colgar la imagen resultante en lo que simula un tendedero, el artista plantea la necesidad de una reflexión sobre la relación entre espacio público, cotidianidad y juego. Esta idea anima también la inclusión de varios acrílicos en los que los visitantes imprimen sus propios graffiti, acción también registrada fotográficamente para después pasar a formar parte del tendedero colectivo.

La ambientación conserva una cierta ambigüedad entre la actitud contemplativa exigida frente a una obra enmarcada y colocada en la pared, y la participación propia en la producción de la obra. Los asistentes han de enfrentarse a las dos opciones si no es que han de verse obligados a pasar de una a otra. De esta manera la hibridación disciplinaria con las que están confeccionadas las obras se encuentra también, aunque de manera irónica, presente en la relación con el espectador.

Visiones de azotea es un proyecto que, instalado en el Museo de la Estampa de Toluca y posteriormente en la Galería Ruiz Rojo de Guadalajara, se define por la participación de los espectadores. Así, al reclamar su intromisión los convierte en co-autores al tiempo que dota a la obra de un carácter procesual en el que su dimensión objetual tanto como su significado dependen directamente de la acción y la participación de los receptores.

Critica y catedrática de arte